Mientras unos descorrían el telón a un Nuevo Mundo, otros, los pueblos originarios, comenzaban el padecimiento de reclusión, condena, abuso, ostracismo y discriminación.
Una historia de 516 años que aún no ha terminado. La puja entre los dominantes y los dominados, que a medida que pasa el tiempo, va tomando nuevas formas y se reitera en nuestra época en versiones políticas y económicas.
Mientras unos festejan, otros conmemoran y los pueblos originarios se lamentan sobre el pasado de muerte, usurpación y explotación.
Desde nuestro lugar es necesario reconocer el derecho de los pueblos originarios, de quienes eran los dueños de la tierra de la cual fueron expulsados y recluidos hacinándolos en reservas estériles.
Rescatamos la memoria y levantamos las voces junto con las que salen desde la tierra reclamando restitución y justicia para quienes sufrieron, sistemáticamente, el exterminio.
Mientras unos festejan, otros conmemoran y los pueblos originarios se lamentan sobre el pasado de muerte, usurpación y explotación.
Desde nuestro lugar es necesario reconocer el derecho de los pueblos originarios, de quienes eran los dueños de la tierra de la cual fueron expulsados y recluidos hacinándolos en reservas estériles.
Rescatamos la memoria y levantamos las voces junto con las que salen desde la tierra reclamando restitución y justicia para quienes sufrieron, sistemáticamente, el exterminio.