REINVENTAR LA PATRIA

Lo cierto es que a pocos años del bicentenario, el sistema de partidos presenta un cuadro de anemia terminal. Entre 2003-2005, bajo el mandato de Kirchner, el país retomó los patrones modélicos del desarrollo interrumpido en 1976. Pero la disrupción ocurrida en las tres décadas de neoliberalismo ocasionó la implosión del sistema político, ya que los partidos y sus dirigentes debieron sostener programas y decisiones contrarios a aquellos que habían prometido a los ciudadanos. La corrupción del sistema político en los 90 generó la judicialización de la política; las crisis de representatividad, la anomia; los viejos partidos quedaron sepultados en el alud del mercado que toleraron y prohijaron, que pasó arrasador sobre los intereses colectivos. Priorizar la economía, la cancelación de la deuda con el FMI, las reservas monetarias y un marco de estabilidad política basada en la vieja estructura del PJ, hegemónica ante una oposición dispersa y marcada por la ideología liberal conservadora en todas sus variantes, excepto en el caso del socialismo, pudo ser una necesidad de esos tiempos de la presidencia de Kirchner. Pero la potencia de la economía a nivel macroeconómico -exportaciones suculentas, dólar alto, superávit fiscal, altas reservas, desarrollo de la obra pública, menor nivel de desempleo- dio pasos lentos para modificar la distribución del ingreso a niveles profundos donde anidan las necesidades básicas insatisfechas, que una incipiente inflación, aun dentro de los parámetros lógicos de un crecimiento del ocho por ciento anual, amenaza todavía más.
Faltan apenas 24 meses para festejar el grito de Mayo. Para recordar con emoción a Moreno, Belgrano, San Martín, Alberdi, y a Juana Azurduy, Machaca Güemes... los padres y madres fundadores. (...) Las preguntas son muchas. ¿Podremos acaso, reformular la política como consenso, como lugar de debate común, sin la refundación de una idea de país modélica, de tener en claro cuál es el horizonte, el destino encarnado en un Estado liderado por estadistas y no por simples administradores de la política y de los recursos? ¿Acaso la incorporación de las masas a la política no es la primera condición, capilar, de cualquier refundación política? Esa participación, es seguro, no se logra con los índices económicos. No alcanza. Es el debate cultural y político de nuestra historia el que se puso en marcha detrás de la crisis de las retenciones agrarias... Y, en ese debate, son las políticas de Estado consensuadas, el abandono de un canibalismo político primitivo el que se demanda. Políticas de Estado quiere decir intereses permanentes de la argentina, hacia adentro y hacia afuera. El federalismo, el desarrollo regional, el manejo nacional de los recursos naturales, la educación común nacional, el incentivo al desarrrollo industrial y científico-técnico, el achicamiento de la brecha maldita entre pobres y ricos; la distribución solidaria del ingreso nacional; el control de los monopolios; la defensa de los derechos humanos y sociales; la promoción de la velocidad y eficiencia de la justicia; la apertura del debate político a escala nacional; el estímulo a la formación de cuadros dirigentes; la exigencia de honestidad y eficiencia de los dirigentes; la pelea contra el hambre, la pobreza, por la educación y la salud públicas hasta el último rincón de la patria son políticas de Estado. Metas, sentidos de trascendencia. La presidencia de Cristina Kirchner tiene estos desafíos. Porque la política debe volver a enamorar a los argentinos como instrumento de cambio. Y ella tiende, a poco de que cumplamos los 200 años, como nación, a configurar coaliciones de intereses -derecha, centro, izquierda- que atraviesen horizontalmente las formaciones políticas. El desafío de la política y la cultura es promover, nuevamente, el bienestar colectivo. Sacar a la democracia de su taciturnidad, definir hacia el futuro la inclusión de millones.
El desafío es soñar que podemos -con la experiencia de las glorias y miserias, de los aprendizajes de nuestra historia- lanzarnos, otra vez, a reinventar la patria.
Extracto de: "La pasión y la razón para reinventar la Argentina", por María Seoane; Caras y Caretas Nº 2.222.